ITALIA, entrevista aparecida hoy con el periodista Mauro Indelicato, experto en el tema inmigración. ¿Puede esta tragedia cambiar el juego de Italia en el frente migratorio en términos de cómo sucedió y su número de víctimas (66 víctimas, 42 identificadas)?
La indignación podría agudizar la confrontación política, pero no creo que haya novedades en términos de gestión.
En su carta a las autoridades europeas, Meloni pidió a Europa que se acelerara. ¿Qué hará Bruselas?
Lo más probable es que responda que el tema migratorio ya está sobre la mesa europea. Además, Frontex ya ha retomado de alguna manera sus responsabilidades. Precisamente por eso, el riesgo muy fuerte es que lleguemos, al menos en la fase inmediata, a un enfrentamiento que no facilite la llegada de nuevas soluciones. Luego está el factor de Turquía para agregar.
¿Es decir?
Con Turquía ahora no es posible abordar el tema de los migrantes porque está comprometida en el frente sísmico. Así que está fuera del juego. En resumen, no cambiará mucho de inmediato.
El presidente del Gobierno invitó a la UE a aplicar las medidas discutidas en el último Consejo Europeo, precisamente porque “van en la dirección correcta”. ¿Son realmente adecuados?
El concepto básico puesto en papel en el comunicado final del Consejo de la UE es muy claro: menos salidas equivalen a menos muertes. Si los países europeos implementan lo establecido, fortaleciendo el marco legal para la inmigración y la lucha contra los traficantes, la ecuación puede funcionar en el papel, porque o llegas a Europa por los canales legales o no te vas.
Aladdin Mohibzada, un afgano, perdió a sus seres queridos en el naufragio, una tía y 4 sobrinos. Le dijo a República que habían pagado un total de 30.000 dólares por el viaje. Morir en el mar.
El muro legal levantado por Europa desde la década de 1990 entre la UE y los países de África y Oriente Medio en beneficio de los de Europa del Este -Ucrania, Moldavia, Rumanía y otros- ha entregado a varios países de salida a rutas ilegales. En consecuencia, las personas ya no toman el avión para venir a Italia, con el riesgo de que se les nieguen los motivos de asilo o de protección internacional, y recurren a rutas ilegales con riesgo de su vida. El resto lo hace el negocio de los traficantes.
¿Cómo?
Los traficantes venden un producto: presentan los viajes como absolutamente seguros. Una promesa falsa, que parece cierta porque está a la altura del sacrificio económico.